El Apatam
  • INICIO >> ARTÍCULOS >> Escuchadlo: Microrrelatos
 
  ESCUCHADLO: MICRORRELATOS
  Vélez de Benaudalla. Febrero 2016.

En el evangelio de hoy se nos presenta a Jesús mostrando su gloria en el monte Tabor. Sus discípulos estaban anonadados. Entonces, desde una nube habló Dios y dijo: “Este es mi hijo predilecto, escuchadlo”. He aquí el gran desafío, escuchar, estar atento a Jesús manifestado en los hermanos. Que este tiempo de cuaresma nos haga profundizar en la oración, la contemplación, la escucha..




1. LYNDA PARK
, del estado de Alabama, llevaba varias semanas en el corredor de la muerte. Fue condenada a la pena capital por la presunta muerte de un policía. Encontraron el arma homicida en sus manos. Ella atribuía el asesinato a un ladrón que entró en su casa a robar. Al verse sorprendido por el agente le disparó a bocajarro y puso el arma en manos de Lynda, dándose a la fuga. La mujer era negra, tenía 24 años.

El juicio fue rápido. Aunque todas las pruebas eran circunstanciales, el juez decretó la pena de muerte. Ella no se cansó de reiterar su inocencia.

El día de la ejecución, antes de suministrarle la inyección letal, el verdugo le permitió rezar. Ella se recogió, hizo silencio y reiteró nuevamente su inocencia. Lynda creyó escuchar muy nítidamente una voz que desde el cielo decía:” Esta es mi hija, muy amada, escuchadla”. Pero nadie la escuchó.

2. ESTABAN ENCIMA DE LA VALLA DE MELILLA, dispuestos a saltar. La policía vigilaba una probable avalancha. Todos eran subsaharianos. A las siete menos cuarto se produjo un salto masivo en varios puntos. Amanecía. El cielo estaba encapotado. Desde una nube una voz decía: “Estos son mis hijos amados, ms predilectos, escuchadlos”. Pero era tanto el griterío, tanto los esfuerzos por reducir a aquellas personas, tanto el despliegue policial utilizado, que nadie escucho aquella voz. A las dos horas todos fueron devueltos al otro lado de la valla.

3. SE LLAMABA MALAIKA. Apenas tenía seis meses. Su familia padecía una nueva y endémica crisis alimentaria en una población ganadera y rural de Níger. La hambruna causaba estragos, los de siempre. Algo aliviaba los alimentos que cáritas distribuía con carácter de urgencia. Al amanecer de un caluroso día de febrero Malika era devuelta al seno de la tierra acompañada de los suyos, que lloraban su muerte prematura. Una voz desde el cielo se dejó oír. Decía: “Esta es mi hija, mi predilecta, escuchadla” Aquella voz fue acogida por unos misioneros allí presentes que quisieron hacerla llegar a todas las personas de buena voluntad, pero sobre todo a las instancias de poder para que se frenase la vergonzosa y sangrante muerte masiva e injusta de los hambrientos.

Desde Vélez de Benaudalla, un abrazo fraterno. Paco Bautista, sma.